¿Es bueno entrenar con agujetas?
Muchas personas sienten agujetas en varias partes del cuerpo luego de 2 o 3 días después del ejercicio. Y esto es completamente normal, como los DOMS ocurren por los microdesgarres del cuerpo, necesitas dejar que tu musculo se adapte un poco para que puedas garantizar un entrenamiento efectivo, pero la pregunta de si debes seguir entrenando o no depende de la intensidad de tu dolor.
Por lo general, es seguro entrenar cuando tienes agujetas, pero por supuesto, entrenar más de tus propias capacidades puede provocar lesiones musculares.
Si tus agujetas o el DOMS no afectan al movimiento hasta el punto de hacer que se compense y se haga algo de forma insegura, entonces puedes entrenar, recuerda que este tipo de dolor es temporal, pero el hecho es que cuanto más ejercicio se haga tu cuerpo se irá adaptando y recuperando, de modo que llegará un punto en que ya no sentirás esta molestia.
Aun así, puedes encontrar algunas soluciones para seguir entrenando:
Ejercite diferentes grupos musculares
A medida que el cuerpo se acostumbra a determinados ejercicios, el DOMS puede disminuir. Sin embargo, las personas también pueden reducir la gravedad de las agujetas con ciertos hábitos post-entrenamiento que empiezan por variar o cambiar el entrenamiento que te causó las agujetas, no para dejar de entrenar, sino para cambiar el ejercicio del músculo y darle un poco de reposo de ser necesario.
Si el dolor se debe a una sobrecarga de un grupo muscular o una articulación, para aliviarlo puede ser necesaria una simple modificación de la rutina de entrenamiento o una corrección de la técnica, puedes tener incluso cambios en la intensidad de su régimen o retoques en la forma de realizar determinados movimientos.
A veces, el dolor muscular dificulta o hace dolorosa una actividad concreta. Si este es el caso, la persona debe evitar esa actividad durante unos días hasta que se alivien los síntomas. Mientras tanto, puede intentar ejercitar otra parte del cuerpo. Por ejemplo si un día haces ejercicios de brazos, al día siguiente puedes hacer cardio o ejercicios de piernas.
En estos casos, cuando tienes muchas agujetas y sigues sintiéndolo, lo ideal es que optes por ejercicios ligeros que aumenten el flujo sanguíneo o un masaje deportivo. Este tipo de ejercicio se denomina "recuperación activa".
Los ejercicios de resistencia ligera o cardio de baja intensidad, como caminar o nadar, son buenos ejemplos. Sin embargo, los dolores más intensos sugieren que un día de descanso puede ser más favorable, ya que permite al cuerpo recuperarse y reduce el riesgo de sobre-entrenamiento.
Por supuesto, mientras estás con las agujetas lo mejor es que no entrenes con cargas pesadas, puesto que no estás dando paso a la recuperación del tejido muscular.
La recuperación activa es mucho más eficaz para conseguir el efecto deseado, ya que mejora la amplitud de movimiento y el flujo sanguíneo, lo que significa que llegarán nutrientes frescos a la zona y esto conducirá a una recuperación más eficaz. Se nota al instante, y la reducción de las agujetas suele ser un efecto secundario directo.
Calienta bien antes de entrenar con agujetas.
Los estiramientos dinámicos pueden ayudar a una persona a prepararse para hacer ejercicio. Estos estiramientos consisten en moverse lentamente en toda la amplitud de movimiento para estimular los músculos y las articulaciones.
De este modo, se preparan los grupos musculares y las articulaciones para el entrenamiento que se va a realizar, se puede calentar realizando la amplitud de movimiento prevista con un peso o intensidad menor. El calentamiento después de un entrenamiento también puede ayudar a reducir los síntomas de DOMS y mejorar el rendimiento en ejercicios futuros.
Si algo te duele o te incomoda de verdad y parece ir más allá del dolor, acude a un especialista, recuerda que estás haciendo actividades a las que probablemente tu cuerpo no está acostumbrado, así que la peor opción es aguantar el dolor, no sólo porque si se extiende de más de 4 días, no es normal o soportable, sino que tienes el riesgo de tener una lesión que necesite ser tratada.